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Analizan ADN antiguo y evidencias arqueológicas para desentrañar el parentesco y las prácticas sociales del pueblo ávaro

Trabajos de excavación realizados por la Universidad Eötvös Loránd en el cementerio del período Avar (siglos VI-IX d.C.) de Rákóczifalva, Hungría, en 2006. © Instituto de Ciencias Arqueológicas, Museo Universitario Eötvös Loránd, Budapest, Hungría.

Un equipo de investigación multidisciplinario dirigido por científicos del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva ha combinado datos de ADN antiguo con un contexto arqueológico, antropológico e histórico claro para reconstruir la dinámica social de las poblaciones descendientes de las estepas del período ávaro que se asentaron en la cuenca de los Cárpatos de Europa en el siglo VI.

El artículo, titulado "La red de grandes pedigríes revela las prácticas sociales de las comunidades ávaras", se ha publicado en Nature.

El estudio implicó analizar comunidades enteras tomando muestras de todos los restos humanos disponibles en cuatro cementerios de la era Ávar completamente excavados, analizando un total de 424 individuos y descubriendo que alrededor de 300 tenían un pariente cercano (1.º y 2.º grado) enterrado en el mismo cementerio. Esto permitió la reconstrucción de varios pedigríes extensos, el mayor de los cuales tiene nueve generaciones de profundidad y abarca unos 250 años.

Esto permitió la reconstrucción de varios genealogías extensas, las cuales revelaron que las comunidades practicaban un estricto sistema de descendencia patrilineal (individuos masculinos que permanecían en la comunidad después del matrimonio). Las mujeres desempeñaron un papel clave en la promoción de la cohesión social al vincular comunidades individuales casándose fuera de su comunidad original (exogamia).

Los cambios dentro de un enclave poblacional indicaban un reemplazo de comunidades, probablemente relacionado con cambios políticos, que permanecieron genéticamente invisibles, lo que muestra que la continuidad genética a nivel de ascendencia puede enmascarar el reemplazo de comunidades enteras, con importantes implicaciones para futuras investigaciones arqueológicas y genéticas.

La estepa póntica, c. 650, mostrando los primeros territorios de los jazares, los búlgaros y los ávaros.

Mapa de la Gran Llanura Húngara que muestra la ubicación de los cuatro sitios analizados en este estudio.

Kunpeszér y Kunszállás se encuentran en el DTI; Hajdúnánás y Rákóczifalva se encuentran en la región TT. Derecha, elementos arqueológicos típicos que caracterizan y distinguen las dos principales áreas de habitación de las poblaciones esteparias del período ávaro: espadas prestigiosas de las élites del DTI (KUP) y evidencia de entierros con pieles de caballo o animales en los sitios TT (RK). Abajo, línea de tiempo del período ávaro en la cuenca de los Cárpatos en la que se destaca las tres fases cronológicas principales (temprana, media y tardía) que muestran eventos históricos clave. Foto de la espada Kunpeszér: Museo Katona József (Kecskemét, Hungría); foto de la excavación de Rákóczifalva: Sándor Hegedűs.

Los ávaros, que procedían del Asia central y oriental, gobernaron gran parte de Europa central y oriental durante un cuarto de milenio, del siglo VI al IX d.C.

Desde finales del siglo VI d.C. hasta principios del siglo IX, los ávaros fueron la potencia dominante en el este de Europa central. Originarios del este de Asia central, probablemente del khaganato de Rouran destruido por los turcos, el grupo central de guerreros esteparios montados de los ávaros y sus familias llegaron al norte del Cáucaso en 557-558 d.C., donde otros grupos se unieron a la marcha hacia la cuenca de los Cárpatos en 567–568. Esta región se convirtió en el centro del imperio ávaro, donde se asentaron entre una población diversa derivada del periodo romano anterior seguido de los reinos gépidos y longobardos.

Después de que finalizaran las extensas incursiones en los Balcanes bizantinos en el año 626 d.C., la sociedad ávara cambió en muchos sentidos. El registro arqueológico indica que surgió un estilo de vida sedentario en nuevos asentamientos estables, con cementerios más grandes que contenían cientos de tumbas, y las expresiones culturales se volvieron más homogéneas. El reino ávaro persistió hasta que fue superado por los ejércitos francos de Carlomagno alrededor del año 800 d.C. Los títulos de rango turcos como khagan, iugurrus, tudun y tarkhan, mencionados en fuentes escritas documentan que se mantuvo el carácter centroasiático de su estructura política hasta su final.

Quizás sean menos conocidos que sus predecesores menos exitosos, los hunos. Sin embargo, en sus cementerios dejaron uno de los patrimonios arqueológicos más ricos de la historia europea, pues incluye unas 100.000 tumbas.

Entierro con un caballo en el yacimiento de Rákóczifalva, Hungría (siglo VIII d.C.). Este individuo masculino, que murió siendo joven, pertenece a la 2.ª generación del pedigrí 4, y fue uno de los hijos del fundador de esta unidad de parentesco. © Instituto de Ciencias Arqueológicas, Museo Universitario Eötvös Loránd, Budapest, Hungría

A partir de las costumbres funerarias de los ávaros y de informes escritos de sus vecinos, los arqueólogos han reconstruido algunas de sus prácticas sociales y formas de vida. Sin embargo, ahora la arqueogenética ofrece un punto de vista totalmente nuevo sobre las comunidades ávar que vivieron hace más de 1.000 años. En la actualidad, podemos analizar las formas en que los individuos se relacionaban entre sí del sexto al décimo grado.

Al combinar datos de ADN antiguo recientemente generados con información arqueológica, antropológica e histórica complementaria, un equipo del proyecto de investigación multidisciplinario Synergy Grant HistoGenes ha abierto nuevas formas de descubrir más sobre patrones de parentesco, prácticas sociales y desarrollo poblacional en el pasado distante.

El equipo incluye investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, Alemania, junto con grupos de investigación de Hungría, Auistria y EE.UU. En su colaboración, establecieron nuevos estándares al utilikzar todos los métodos disponibles, incluidas las herramientas genéticas y bioinformáticas más avanzadas.

Figurilla de oro procedente de las excavaciones de Rákóczifalva, Hungría. Hallazgo mediante detector de metales en el territorio del cementerio de ávaro (siglo VII d.C.). © Instituto de Ciencias Arqueológicas, Museo Universitario Eötvös Loránd, Budapest, Hungría.

Estudiar comunidades enteras

El conocimiento histórico sobre las poblaciones del período ávaro nos fue transmitido por sus enemigos, principalmente los bizantinos y los francos, por lo que carecemos de información sobre la organización interna de sus clanes. Las mujeres están especialmente infrarrepresentadas en las fuentes históricas, con sólo tres menciones incidentales, por lo que el conocimiento de sus vidas es prácticamente inexistente.

Sabemos que algunos grupos llegaron a Europa desde las estepas del Este de Asia y del Póntico, pero ¿hasta qué punto, si es que se mantuvieron, las tradiciones esteparias se mantuvieron en la sociedad ávar, si es que se mantuvieron? ¿Cómo interactuaron los grupos recién llegados de la zona oriental entre sí y con la población de su nueva patria en Europa? En esencia, ¿cómo cambió su forma de vida con el tiempo en un entorno completamente nuevo después de abandonar las estepas y su forma de vida nómada?

Pendiente de oro hallado en la tumba de un hombre de Rákóczifalva, siglo VII d.C. (Museo János Damjanich, Szolnok)

Dinámica comunitaria

Zuzana Hofmanová (izquierda), perteneciente al Instituto Max Planck y autora principal del estudio, dice: "En cierto modo, el sistema patrilineal y la exogamia existentes muestran que ambos aspectos eran la norma social, si bien era común tener múltiples parejas reproductivas. Varios casos independientes muestran que estas comunidades practicaban las llamadas uniones de levirato. Esta práctica implicaba que individuos varones emparentados (hermanos o padre e hijo) tuvieran descendencia con la misma mujer".

Guido Alberto Gnecchi-Ruscone (derecha), perteneciente, asimismo, al Instituto Max Planck y autor también del estudio, añade: "Estas prácticas, junto con la ausencia de consanguinidad genética, indican que la sociedad mantuvo una memoria detallada de su ascendencia y sabía quiénes eran sus parientes biológicos durante generaciones".

Estas prácticas sociales son consistentes con la evidencia de fuentes históricas y la investigación antropológica sobre las sociedades de la estepa euroasiática. Gracias a la alta resolución proporcionada por los extensos pedigríes y los datos de todo el cementerio, los investigadores también pudieron identificar una clara transición temporal dentro de uno de los sitios analizados. Esto fue revelado por el cambio de una línea paterna a otra y por cambios en los patrones de parentesco distante (la red de parentesco genético, es decir, la red IBD).

Zsófia Rácz (izquierda), arqueóloga de la Universidad Eötvös Loránd (Hungría) y coprimera autora del estudio, dice: "Este reemplazo de la comunidad refleja tanto un cambio arqueológico y dietético que descubrimos dentro del sitio mismo, pero también una transición arqueológica a gran escala que ocurrió en toda la cuenca de los Cárpatos".

Este cambio, probablemente relacionado con cambios políticos en la región, no estuvo acompañado de un cambio de ascendencia y, por lo tanto, habría sido invisible sin el estudio de comunidades enteras.

Dicho hallazgo resalta cómo la continuidad genética a nivel de ascendencia aún puede ocultar reemplazos de comunidades enteras y tiene implicaciones importantes para futuros estudios que comparen la ascendencia genética y los cambios arqueológicos.

Fuentes: Instituto Max Plank | elte.hu | 24 de abril de 2024

La UCA inaugura una exposición con nuevos datos de las poblaciones neandertales y humanas anatómicamente modernas en el sur de Iberia

La Universidad de Cádiz, en el marco de la programación de la Semana Universitaria del Libro 2024, ha inaugurado – en el patio derecho de la Biblioteca de Humanidades de la Facultad de Filosofía y Letras – la exposición Cueva de Ardales y Sima de las Palomas de Teba. Nuevos datos para el conocimiento de las poblaciones neandertales y humanas anatómicamente modernas en el sur de Iberia’, impulsada por el Vicerrectorado de Investigación y Transferencia y comisariada por los profesores e investigadores de la Universidad de Cádiz, José Ramos Muñoz, Pedro Cantalejo Duarte y Serafín Becerra Martín y Gerd-Christian Weniger, por parte del Neanderthal Museum-Universidad de Colonia.

El rector de la Universidad de Cádiz, Casimiro Mantell, en compañía de los alcaldes de Ardales, Juan Alberto Naranjo, y de Teba, Cristóbal Corral, de la vicerrectora de Investigación y Transferencia, M.ª Jesús Ortega, el decano de la Facultad, Arturo Morgado, el catedrático de Prehistoria, José Ramos, y la directora de Editorial UCA, Elena Cuasante, ha presidido el acto inaugural. Ha contado con la presencia del doctor Honoris Causa de la UCA, el arqueólogo Francisco Giles, de investigadores, profesorado y alumnado de diferentes departamentos y facultades, personal de Biblioteca y del Servicio de Publicaciones de la UCA.

Esta exposición presenta los resultados de un Proyecto General de Investigación hispano-alemán en el yacimiento arqueológico de Cueva de Ardales y Sima de las Palomas de Teba en Málaga que demuestra que hay numerosas ocupaciones de poblaciones neandertales y humanas anatómicamente modernas, con evidencias estratigráficas de más de 50.000 años. Las excavaciones arqueológicas y los estudios de materiales se han desarrollado con los debidos permisos y autorizaciones de la Junta de Andalucía, entre 2012 y el presente. Tras una etapa inicial (2012-2014) de sondeos en el marco de una actividad arqueológica puntual, se han realizado excavaciones sistemáticas dentro de un Proyecto General de Investigación (PGI) entre 2015-2024.

Los resultados científicos se han publicado en revistas de alto impacto internacional como Science, Nature Ecology and Evolution, PLOSONE, PNAS, Journal of Human Evolution, Quaternary Research, Archaeological Prospection, Archaeological and Anthropological Sciences, Journal of Raman Spectroscopy, Archäologie in Deutschland, Environmetal Archaeology.

Editorial UCA ha publicado por primera vez, en formato abierto, una monografía de casi 1.000 páginas con la participación de 58 investigadores internacionales (España, Alemania, Reino Unido, Dinamarca, Portugal, Francia y Filipinas) sobre los resultados finales de este proyecto. Se titula Las sociedades prehistóricas del Paleolítico medio al Neolítico final en la Cueva de Ardales y Sima de las Palomas de Teba (Málaga, España). Estudio geoarqueológico, cronológico y medioambiental y puede descargarse gratuitamente en su web.

La exposición recoge en ocho paneles una síntesis de la investigación desarrollada en las dos cavidades. “Se indican datos de la localización geográfica y geológica, de la gran variedad de recursos disponibles por las sociedades prehistóricas en el territorio inmediato y de la historia de las investigaciones. Se da un balance paleoecológico de las secuencias estratigráfícas del Pleistoceno y Holoceno. Se presenta el registro arqueológico y de las analíticas científicas desarrolladas: Arqueología prehistórica: tecnología lítica, estudios cerámicos, Geoarqueología y Arqueometría, Arqueobotánica, Paleontología y fauna, Antropología humana, Antropología dental, Sistemas de dataciones -más de 100 dataciones obtenidas por: C14, OSL, TL, U/Th- para la obtención de unos resultados históricos que explican los modos de vida de las sociedades cazadoras-recolectoras del Paleolítico y de las sociedades tribales del Neolítico, en el territorio inmediato a dichas cuevas, en el entorno de la región geohistórica atlántica-mediterránea del Estrecho de Gibraltar”, en palabras del profesor Ramos.

Asimismo, los visitantes pueden descubrir en sus vitrinas una selección de instrumentos y objetos utilizados en las excavaciones prehistóricas, con material de laboratorio empleado en los estudios interdisciplinares, así como réplicas de cráneo de Homo sapiens neanderthalensis y de Homo sapiens sapiens, y de productos arqueológicos prehistóricos (material docente de prácticas de la Universidad de Cádiz).

Se completa la muestra con reproducciones en papel de las primeras páginas de los artículos publicados en revistas internacionales de prestigio y con libros y monografías científicas y divulgativas generadas en la investigación de ambas cuevas.

Un descubrimiento de más de 60.000 años

Cueva de Ardales y Sima de las Palomas de Teba tienen numerosas ocupaciones de poblaciones neandertales y humanas anatómicamente modernas, con evidencias estratigráficas de más de 50.000 años, así se confirma según los resultados obtenidos en este trabajo científico referente, liderado por la UCA y el Neanderthal Museum en la arqueología del mundo contemporáneo. Están localizados campamentos de sociedades cazadoras-recolectoras neandertales en dichas cavidades, donde se realizaba actividades gráficas-artísticas y enterramientos. Sus comisarios han detallado que “las cronologías actuales y el registro arqueológico indican que las manifestaciones gráficas de más de 60.000 años en Cueva de Ardales serían realizadas por neandertales. Los datos estratigráficos muestran que no hubo convivencia en ambas cuevas de poblaciones neandertales y modernas. Hay un significativo hiato de ocupación entre sociedades con tecnología de modo 3 (Musteriense) y de modo 4 (Gravetiense)”.

Los investigadores han avanzado en sus estudios en la reconstrucción paleoecológica, que señalaría “condiciones de aridez importantes entre el fin del Paleolítico medio y el inicio del Paleolítico superior”. Posteriormente, han ratificado que existía la explotación de recursos marinos por poblaciones cazadoras-recolectoras del Paleolítico superior -Gravetiense- en Cueva de Ardales y Solutrense- en Sima de las Palomas de Teba. "Esto conduce a procesos de movilidad estacional de estas poblaciones entre la costa y el interior. Existirían fenómenos de distribución de conchas desde los yacimientos del litoral hacia el interior y, por otro lado, del sílex hacia los sitios costeros”, como ha detallado el profesor Ramos.

Finalmente, desde este proyecto y sus numerosas investigaciones se afirma que “tanto neandertales como poblaciones anatómicamente modernas eran verdaderas sociedades, con modos de vida y de trabajo bien definidos por la caza, pesca y recolección” en la región geohistórica atlántica-mediterránea del Estrecho de Gibraltar.

Fuente: Universidad de Cádiz | 24 de abril de 2024

¿Por qué los humanos modernos reemplazaron a los neandertales? La clave podría estar en nuestras estructuras sociales

Arte rupestre que muestra una danza ritual de cazadores-recolectores; Kondoa, Tanzania. Nick Longrich.

¿Por qué los humanos modernos se apoderaron del mundo mientras nuestros parientes más cercanos, los neandertales se extinguieron? Es posible que simplemente ocurrió porque eramos más inteligentes, pero sorprendentemente hay poca evidencia de que ello sea cierto.

Los neandertales tenían grandes cerebros, lenguaje y herramientas sofisticadas. Realizaron manifestaciones artística y adornos corporales. Fueron inteligentes y sugirieron una curiosa posibilidad. Quizás las diferencias cruciales no estaban a nivel individual, sino en nuestras sociedades.

Hace 250.000 años, Europa y Asia occidental eran tierras de neandertales. El Homo sapiens habitó el sur de África. Las estimaciones varían, pero quizás hace 100.000 años, los humanos modernos emigraron fuera de África. Pero Hace 40.000 años los neandertales desaparecieron de Asia y Europa, siendo reemplazados por los humanos modernos. Su lento e inevitable reemplazo sugiere que los humanos tenían alguna ventaja, pero no fácil saber cuál era.

Los antropólogos alguna vez vieron a los neandertales como brutos tontos. Pero recientes hallazgos arqueológicos muestran que rivalizan con nosotros en inteligencia. Los neandertales dominaron el fuego antes que lo hiciera el Homo sapiens. Eran cazadores mortales, realizaban caza mayor como mamuts y rinocerontes lanudos, y animales pequeños como conejos y pájaros. Recogían plantas, semillas y capturaban mariscos. Cazar y buscar alimento de todas esas especies exigía un conocimiento profundo de la naturaleza.

Los neandertales también tenían un sentido de la belleza, fabricaban cuentas y realizaban pinturas rupestres. Eran personas espirituales que enterraban a sus muertos con flores. Los círculos de piedra encontrados dentro de las cuevas pueden ser santuarios neandertales. Y, al igual que los cazadores-recolectores modernos, la vida de los neandertales probablemente estuvo impregnada de superstición y magia; sus cielos llenos de dioses y las cuevas habitadas por espíritus ancestrales.

Luego está el hecho de que el Homo sapiens y los neandertales tuvieron hijos juntos. No éramos tan diferentes. Pero nos encontramos con los neandertales muchas veces, durante muchos milenios, y siempre con el mismo resultado. Ellos desaparecieron y nosotros nos quedamos.

Hachas de mano de neandertales, Aisne, Francia. Museo Metropolitano de Arte

La sociedad cazadora-recolectora

Puede ser que las diferencias clave fueran menos a nivel individual que a nivel social. Es imposible entender a los humanos de forma aislada, como tampoco se puede entender a una abeja sin considerar su colonia. Valoramos nuestra individualidad, pero nuestra supervivencia está ligada a grupos sociales más grandes, como el destino de una abeja depende de la supervivencia de la colonia.

Los cazadores-recolectores modernos proporcionan nuestra mejor suposición sobre cómo vivieron los primeros humanos y neandertales. Personas como los Khoisan de Namibia y los Hadzabe de Tanzania reúnen a sus familias en grupos errantes de entre diez y sesenta personas. Las bandas se combinan en una tribu poco organizada de mil personas o más.

Estas tribus carecen de estructuras jerárquicas, pero están unidas por un idioma y una religión compartidos, matrimonios, parentescos y amistades. Las sociedades neandertales pueden haber sido similares, pero con una diferencia crucial: grupos sociales más pequeños.

Los neandertales vivían en grupos más pequeños. Esteban De Armas/Shutterstock

Tribus muy unidas

Lo que apunta a esto es la evidencia de que los neandertales tenían una menor diversidad genética.

En poblaciones pequeñas, los genes se pierden fácilmente. Si una persona de cada diez es portadora del gen del pelo rizado, entonces, en un grupo de diez personas, una muerte podría eliminar ese gen de la población. En un grupo de cincuenta, cinco personas portarían el gen: múltiples copias de seguridad. Entonces, con el tiempo, los grupos pequeños tienden a perder variación genética y terminan con menos genes.

En 2022, se recuperó ADN de huesos y dientes de 11 neandertales encontrados en una cueva en las montañas de Altai, en Siberia. Varios individuos estaban relacionados, entre ellos un padre y una hija; eran de una sola banda. Y mostraron una baja diversidad genética.

Como heredamos dos conjuntos de cromosomas (uno de nuestra madre y otro de nuestro padre), portamos dos copias de cada gen. A menudo tenemos dos versiones diferentes de un gen. Es posible que obtengas un gen para los ojos azules de tu madre y uno para los ojos marrones de tu padre.

Pero los neandertales de Altai a menudo tenían una sola versión de cada gen. Como informa el estudio, esa baja diversidad sugiere que vivían en grupos pequeños, probablemente con un promedio de sólo unas 20 personas.

Es posible que la anatomía neandertal favoreciera a los grupos pequeños. Al ser robustos y musculosos, los neandertales eran más pesados ​​que nosotros. Así que cada neandertal necesitaba más alimento, lo que significaba que el medio ecológico en que se desenvolvían solo podía sustentar a menos neandertales que a Homo sapiens.

Y es posible que los neandertales comieran principalmente carne. Los sujetos carnívoros obtendrían menos calorías de la tierra que las personas que comieran carne y plantas, lo que nuevamente conduciría a poblaciones más pequeñas.

La ley de Metcalfe. Nick Longrich.

El tamaño del grupo importa

Si los humanos modernos vivíamos en grupos más grandes que los neandertales esto nos habría aportado ventajas.

Los neandertales, fuertes y hábiles con las lanzas, probablemente eran buenos luchadores. Los humanos modernos, de complexión ligera probablemente, contrarrestaron dicha circunstancia usando arcos para atacar a distancia.

Pero incluso si los neandertales y los humanos modernos fueran igualmente peligrosos en la batalla, si los humanos también tuvieran una ventaja numérica podrían traer más combatientes y absorber más pérdidas en la lucha.

Las grandes sociedades tienen otras ventajas más sutiles. Las bandas más grandes tienen más cerebros. Es decor, más cerebros para resolver problemas, recordar tradiciones sobre animales y plantas, y técnicas para fabricar herramientas y coser vestimentas. Así como los grupos grandes tienen una mayor diversidad genética, tendrán también una mayor diversidad de ideas.

Y más gente significa más conexiones. Las conexiones de red aumentan exponencialmente con el tamaño de la red, siguiendo la Ley de Metcalfe. Una banda de 20 personas tiene 190 conexiones posibles entre sus miembros, mientras que una banda de 60 personas tiene 1770 conexiones posibles.

La información fluye a través de estas conexiones: noticias sobre personas y movimientos de animales; técnicas de fabricación de herramientas; y palabras, canciones y mitos. Además, el comportamiento del grupo se vuelve cada vez más complejo.

Consideremos las hormigas. Individualmente, las hormigas no son inteligentes. Pero las interacciones entre millones de hormigas permiten a las colonias construir nidos elaborados, buscar comida y matar animales muchas veces más grandes que una hormiga. Del mismo modo, los grupos humanos hacen cosas que ninguna persona puede hacer: diseñar edificios y automóviles, escribir elaborados programas informáticos, librar guerras, dirigir empresas y países.

Los humanos no son los únicos que tienen cerebros grandes (las ballenas y los elefantes los tienen) o que tienen grandes grupos sociales (las cebras y los ñus forman enormes manadas). Pero somos únicos al combinarlos.

Parafraseando al poeta John Dunne, ningún hombre –ni ningún neandertal– es una isla. Todos somos parte de algo más grande. Y a lo largo de la historia, los humanos formaron grupos sociales cada vez más grandes: bandas, tribus, ciudades, estados nacionales, alianzas internacionales.

Puede ser entonces que la capacidad de construir grandes estructuras sociales le diera al Homo sapiens una ventaja frente a la naturaleza y otras especies de homínidos.

Fuente: theconversation.com | 26 de marzo de 2024

Por

Profesor titular de Paleontología y Biología Evolutiva, Ciencias de la Vida en la Universidad de Bath, Universidad de Bath

Vinculan a los esquivos denisovanos de Altai (Siberia) con el 'Homo longi', de hace 150.000 años hallado en China

Foto: Reconstrucción del rostro de 'Homo longi'. Tenía el cráneo más grandes de todos los homínidos. Su enorme tamaño podría explicarse como una consecuencia para poder adaptarse y sobrevivir a las gélidas temperaturas de Harbin. Imagen: Ciceron Moraes.

Siguen siendo uno de los grupos de humanos más esquivos que han caminado sobre la Tierra. La evidencia de los rastros de ADN dejados por los denisovanos muestra que vivieron en la meseta tibetana, probablemente viajaron a Filipinas y Laos en el sur de Asia y podrían haber llegado al norte de China hace más de 100.000 años. También se cruzaron con los humanos modernos.

Sin embargo, el aspecto de los denisovanos, o cómo vivían, sigue siendo un misterio. Sólo un fragmento de mandíbula, algunos trozos de hueso y uno o dos dientes proporcionan alguna evidencia de sus características físicas. Su ADN, que se encontró por primera vez en muestras halladas en la cueva de Denísova, en Siberia, en 2010, proporciona la mayor parte de nuestra información sobre su existencia.

Pero recientemente los científicos han identificado un fuerte candidato a la especie a la que podrían haber pertenecido los denisovanos. Este es el Homo longi – o “hombre dragón” – de Harbin, en el noreste de China. Este fósil clave está formado por un cráneo casi completo con un cráneo tan grande como el de un humano moderno y una cara plana con pómulos delicados. La datación sugiere que tiene al menos 150.000 años.

"Ahora creemos que los denisovanos eran miembros de la especie 'Homo longi'", dijo la semana pasada el profesor Xijun Ni (izquierda), de la Academia China de Ciencias en Beijing. "Este último se caracteriza por una nariz ancha, cejas gruesas sobre los ojos y cuencas dentales grandes".

El posible vínculo de los denisovanos con el Homo longi es uno de los varios descubrimientos recientes de los investigadores que trabajan con estos humanos con quienes el Homo sapiens compartió el planeta durante cientos de miles de años. Incluso se piensa que podrían haber jugado un papel clave en nuestra propia evolución.

Científicos del Tíbet han descubierto un gen denisovano en la población local, resultado del cruce entre las dos especies en un pasado lejano. Fundamentalmente, se ha demostrado que este gen ayuda a los hombres y mujeres modernos a sobrevivir en altitudes elevadas.

Además, también se ha encontrado evidencias que respaldan el vínculo denisovanos-Homo longi hasta la meseta tibetana, donde los científicos comenzaron a estudiar una mandíbula encontrada inicialmente en una cueva remota a 3.000 metros sobre el nivel del mar por un monje budista, que la conservaba. como una reliquia.

Recreación artística de la especie 'Homo Longi', descrita a partir del cráneo de Harbin hallado en China. Chuang Zhao.

Se descubrió que el hueso no provenía de un humano moderno. Pero sólo cuando los investigadores comenzaron a estudiar la cueva donde se había descubierto originalmente la mandíbula hallaron que sus sedimentos eran ricos en ADN denisovano. Además, se descubrió que el fósil contenía proteínas que indicaban orígenes denisovanos.

"Era la primera vez que se hacía un hallazgo de un fósil denisovano fuera de Siberia y eso era muy importante", dice Janet Kelso (derecha), del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, Alemania. “Igualmente intrigante fue el hecho de que la mandíbula tiene dientes similares a los encontrados en el 'Homo longi' . Así que creo que la evidencia sugiere un vínculo estrecho entre el cráneo de 'Homo longi' y los denisovanos”.

Esta opinión fue respaldada por el profesor Chris Stringer (izquierda), del Museo de Historia Natural de Londres. “Las evidencias respaldan la idea de que los denisovanos eran miembros de la especie 'Homo longi', pero aún nos faltan pruebas absolutas. Sin embargo, creo que eso llegará con el tiempo”.

"Un gran problema para los investigadores ha sido el hecho de que todavía no se ha encontrado ADN en fósiles chinos como el 'Homo longi'", añade Stringer. “Sus genes no han sobrevivido al paso del tiempo. Sin embargo, el uso de técnicas de proteómica puede proporcionar nuevos datos clave al respecto. Estos se centran en las proteínas de un fósil, que sobreviven mucho más tiempo que su ADN y podrían decirnos mucho más sobre esta especie”.

Foto: El cráneo hallado en Harbin (China) perteneciente al denominado 'Homo longi' (Hombre dragón). CELL

Investigaciones recientes también sugieren que los denisovanos podrían haber desempeñado un papel clave en la evolución de nuestra propia especie. El impacto del gen denisovano EPAS1, que se encuentra hoy en los tibetanos y les permite adaptarse a las grandes alturas, es un ejemplo. Pero también se ha encontrado ADN denisovano en otras poblaciones modernas, incluidas personas de Nueva Guinea, el norte de Australia y Filipinas, y parece haberles ayudado a combatir infecciones causadas por enfermedades como la malaria.

Los denisovanos se asentaron en áreas que cubrían una geografía muy variada, dijo Stringer. “Algunas eran calurosas y bajas, otras frías y montañosas. Representaban hábitats muy diversos, desde la meseta tibetana hasta islas como Sulawesi, en Indonesia”.

Por el contrario, los neandertales, el tercer gran grupo de humanos que evolucionó durante los últimos cientos de miles de años, se limitaron a los climas más fríos de una región que se extendía hacia el este, desde Europa hasta el sur de Siberia.

No se expandieron desde este entorno relativamente uniforme. Entonces, ¿la rica variedad de tierras adoptadas por los denisovanos es una señal de que eran capaces de tener un comportamiento mucho más diverso y adaptativo que los neandertales?, se preguntan ahora los científicos?

El Homo sapiens también parece haberse cruzado con los denisovanos en más de una ocasión. "De hecho, existe buena evidencia de que algunos humanos modernos se cruzaron con los denisovanos genéticamente distintos en múltiples ocasiones", dijo Kelso. "Esto sugiere que los dos grupos coexistieron durante un tiempo prolongado, y algunos estudios sugieren un último contacto hace tan sólo 25.000 años".

Lo más importante es que en aquella época los neandertales ya estaban extintos.

La investigación llevada a cabo por los arqueólogos Ni y Stringer también sugiere que de los tres grupos principales de humanos que evolucionaron en esta época, el Homo sapiens y el grupo Homo longi fueron los últimos en divergir en diferentes vías evolutivas, posiblemente hace un millón de años, con los neandertales. ramificándose incluso antes.

Sin embargo, Stringer asevera: "Los análisis de ADN han sugerido fechas de divergencia más recientes, siendo el 'Homo sapiens' el primero en separarse, por lo que esta es una cuestión crucial para futuras investigaciones".

"La frecuencia con la que nuestros caminos se cruzaron después de esa separación también es ahora un tema de intenso interés científico", añadió. "Tenemos mucho que aprender", concluye Stringer.

Fuente: theguardian.com | 30 de marzo de 2024

Descubren restos neandertales de hace 100.000 años en el yacimiento vasco de Axlor (Vizcaya)

Restos neandertales de hace 100.000 años hallados en el yacimiento de Axlor de Dima (Vizcaya). UC.

Investigadores del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC) han descubierto restos neandertales de hace unos 100.000 años en el yacimiento de Axlor (Dima, Vizcaya), un periodo en el que los vestigios humanos conservados en Europa son especialmente escasos.

"Los restos recuperados en Axlor representan las evidencias más antiguas conocidas en norte de la península ibérica, concretamente piezas dentarias correspondientes a dos niños de entre 10 y 12 años y a un adulto joven", según explicó el director y arqueólogo del IIIPC, Jesús González-Urquijo (izquierda), catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cantabria (UC).

“Los rasgos del individuo adulto muestran las características anatómicas específicas de las poblaciones neandertales de la península ibérica. La dentición comparativamente grácil podría ser la manifestación de un endemismo peninsular", añadió el arqueóllgo sobre los descubrimientos, cuyo estudio especializado está publicado en la revista Journal of Human Evolution (JHE).

“El entorno de los 100.000 años es un momento crucial en la historia demográfica europea, previa a los contactos entre neandertales y los 'Homo sapiens' y a la expansión neandertal en Asia central. Las limitadas evidencias disponibles por el momento, a las que suman ahora los hallazgos en Axlor, sugieren que la extraordinaria continuidad poblacional de los neandertales europeos emerge en estos momentos de principios del Pleistoceno superior", añadió González-Urquijo.

El estudio desarrolla una nueva metodología de análisis para la clasificación taxonómica. Las diferencias en la dentición entre sapiens y neandertales son sutiles, por lo que se han empleado rasgos de morfometría geométrica que permiten comparaciones más robustas.

Trabajos arqueológicos en el yacimiento de Axlor (Vizacaya). UC.

Las mediciones se han aplicado a la superficie exterior, pero también a la unión dentina/esmalte y cemento/dentina. Estos dos últimos cálculos se han realizado en el interior de los dientes, lo que minimiza los sesgos que introduce el desgaste por atrición en las superficies externas. Estos rasgos internos se extrajeron por microtomografía axial computerizada. Un análisis estadístico de componentes principales (PCA) de los datos morfométricos permitió situar los dientes de Axlor en el espacio de la variabilidad morfológica típica de la dentición de las poblaciones neandertales.

Los dientes neandertales de Axlor se han recuperado en el marco de las excavaciones arqueológicas del grupo Paleo del IIIPC (Proyecto NeandertalHD- PID2022-136898OB-I00), coordinadas por J. González-Urquijo y Talía Lazuen. El trabajo ha sido realizado en colaboración con Shara Bailey (Universidad de New York), Tom Davies, Mykolas Imbrasas (U. Kent) y Jean Jacques Hublin (Max Planck Institute.).

“El proyecto NeandertalHD (Historia neandertal. Dinámicas históricas y evidencias de alta definición en el Paleolítico Medio de la Iberia noratlántica) estudia las capacidades y comportamientos en las sociedades neandertales, las dinámicas históricas en el suroeste de Europa entre hace 100.000 y 40.000 años, los cambios y relaciones filogenéticas de las poblaciones humanas en este periodo, las condiciones ambientales del Pleistoceno superior contemporáneas de las últimas sociedades neandertales, y la relación entre cambios ambientales y cambios históricos", concluyó el director del IIIPC.

IIIPC

El IIIPC es un instituto universitario de investigación de carácter mixto, de titularidad compartida por el Gobierno de Cantabria, la Universidad de Cantabria y Santander Universidades.

Se dedica a la investigación en Prehistoria, en sus apartados de investigación básica y aplicada, así como a proporcionar asesoramiento técnico en el ámbito de su competencia. Sus líneas prioritarias de estudio son: Arte prehistórico, Paleolítico y Mesolítico del SO de Europa, origen y desarrollo de las sociedades campesinas, primeros pobladores del continente americano, tecnología prehistórica y Bioarqueología.

Fuente: Universidad de Cantabria | 19 de marzo de 2024

Los caninos revelan nuevas claves para la estimación del sexo de poblaciones humanas

Principales diferencias en la morfología de la dentina de los caninos permanentes de los hombres y las mujeres de las poblaciones actuales. Concha García Campos.

El Grupo de Antropología Dental del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) ha publicado un artículo en la revista American Journal of Biological Anthropology sobre las diferencias morfológicas en los caninos de hombres y mujeres, subrayando su importancia en la creación de perfiles biológicos.

Las diferencias en tamaño y morfología de los caninos son casi imperceptibles a simple vista en el Homo sapiens, pero el estudio muestra que los colmillos masculinos conservan rasgos heredados de nuestros ancestros en su estructura interna que son potencialmente valiosos para la elaboración de nuevas metodologías de estimación sexual.

Esta investigación se centra en el dimorfismo sexual en la dentina de los caninos, popularmente conocidos como colmillos, los cuales presentan notables diferencias entre sexos, tanto en primates como en seres humanos. Los caninos masculinos actuales muestran vestigios del canine-premolar honing complex o complejo cortador, estructura observada en muchos otros primates como los chimpancés o los gorilas. El complejo cortador desempeña un papel crucial al facilitar el mantenimiento y eficacia de los colmillos, utilizados como armas en competencias por recursos o las hembras del grupo en estas especies.

'Canine premolar honing complex': Forma dental en la que los caninos superiores se afilan contra los terceros premolares inferiores cuando se abren y cierran los maxilares.

Estas diferencias son detectables gracias al carácter conservador de la dentina. Esta estructura, que se encuentra debajo del esmalte en las piezas dentales, presenta características morfológicas similares a las que se observan en la superficie externa del diente. Sin embargo, en la dentina los rasgos suelen expresarse de forma más nítida. Asimismo, al verse sometida a menos presiones ambientales externas que el esmalte, la dentina tiene la capacidad de retener ciertos rasgos lo que la vuelve más conservadora desde un punto de vista morfológico.

Como destaca la investigadora Cecilia Yacobi Izquierdo, coautora principal de este estudio, la evaluación de la dentina ha podido realizarse gracias a la aplicación de técnicas novedosas como la microtomografía axial computarizada y la morfometría geométrica 3D. El uso del micro-CT del Laboratorio de Microscopía y Microtomografía computarizada del CENIEH ha permitido a las autoras de este trabajo analizar con precisión la estructura interna de los caninos, poniendo de relieve la importancia de éstas técnicas y su enorme potencial en antropología física.

“Nuestro trabajo demuestra, una vez más, que los caninos son suficientemente dimórficos como para ser empleados en la elaboración de nuevas técnicas para estimar el sexo de restos humanos, pero también pone de relieve la importancia de las técnicas de micro-CT en campos que van desde la arqueología a la medicina legal” explica Cecilia Yacobi Izquierdo (izquierda), que es doctoranda dentro del programa de Doctorado de Biología en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), bajo la supervisión de Cecilia García Campos y Daniel García Martínez, investigadores afiliados del CENIEH.

Fuente: cenieh.es | 29 de febrero de 2024

¿El eje dominante Este-Oeste de Eurasia 'cambió la suerte de la historia'?

Imagen: Adapted from https://sketchplanations.com/the-continental-axis-hypothesis.

Una nueva investigación muestra que las barreras ambientales han influido en la difusión de las innovaciones culturales, pero no favorecieron de modo sistemático a Eurasia.

Jared Diamond (izquierda) propuso que el eje de orientación geográfico único de Eurasia impulsó una rápida difusión de innovaciones críticas entre sus sociedades, lo que condujo a un dominio cultural y militar sobre otras regiones.

Un equipo de ecologistas y evolucionistas culturales de EE. UU., Alemania y Nueva Zelanda aprovecharon extensas bases de datos culturales, ambientales y lingüísticas para probar estas afirmaciones. Descubrieron que las barreras ambientales han influido en la difusión cultural, pero no favorecieron sistemáticamente a Eurasia.

Guns, germs, and steel (Armas, gérmenes y acero, 1997) es el esfuerzo de Jared Diamond -ganador del premio Pulitzer por esta obra- para explicar las historias diferenciadas de los nativos americanos, africanos y aborígenes australianos frente a los europeos y asiáticos. Una de sus intrigantes propuestas fue que el dominio político y militar de Eurasia podría explicarse en parte por su orientación continental única. El singular eje dominante Este-Oeste de Eurasia podría haber permitido una rápida difusión de las prácticas de domesticación, los sistemas de escritura, la rueda y otras innovaciones culturales clave y, por lo tanto, podría haber puesto a Eurasia en el camino de un desarrollo más rápido que África o las Américas. En palabras de Diamond, “la geografía pudo haber 'cambiado la suerte de la historia'”. La hipótesis del eje de orientación fue recibida con abundante entusiasmo y duras críticas, pero las pruebas cuantitativas de esta importante afirmación han sido escasas.

En un nuevo estudio, un equipo interdisciplinario de investigadores de la Universidad de Washington, en St Louis, y el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en Leipzig, han aprovechado un conjunto completo de datos sobre las diferencias globales en cultura, idiomas y ecología para probar la hipótesis de Diamond.

La primera autora de este estudio, Angela Chira (izquierda), del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, explicó: "Nuestro primer desafío fue traducir lo que Diamond imaginó en números. Hemos utilizado algoritmos de rutas de menor coste para encontrar aquellas que minimizaran las diferencias de los regímenes de temperatura y aridez entre las sociedades analizadas. La longitud y el coste de estas rutas nos dan la magnitud de las barreras ecológicas en la transmisión cultural entre dos sociedades, precisamente como las imaginó Diamond".

El equipo cuantificó el potencial de los parámetros ambientales asociados con la latitud para influir en la facilidad de transmisión de 54 rasgos que cubren diversos aspectos de la vida cultural y social (subsistencia, ecología de la vivienda, reglas de propiedad, matrimonio y parentesco, organización comunitaria, política, trabajo y rituales). De acuerdo con el pensamiento de Diamond, el equipo encontró que los factores ambientales y los costes topográficos y de viaje obstaculizan la difusión de una amplia gama de rasgos culturales, incluidos algunos que se relacionan directamente con el desarrollo social (por ejemplo, el modo dominante de subsistencia, el tipo de animal doméstico, los rasgos de complejidad política). Sin embargo, los hallazgos de la investigación muestran que, contrariamente a las expectativas manifestadas por Diamond, Eurasia es tan ecológicamente heterogénea como otras regiones de nuestro mundo.

Las barreras ambientales en la transmisión cultural no fueron más débiles en Eurasia

Posteriormente, el equipo calculó las barreras ambientales en la transmisión cultural de 16 áreas clave, es decir, los centros donde se originó la agricultura. Descubrieron que la magnitud de las barreras ambientales puede variar sustancialmente dentro de un mismo continente. Como intuyó Diamond, los mecanismos geográficos fueron significativos en algunas áreas, pero el eje dominante del continente no dictaba de manera uniforme el potencial de difusión cultural.

La heterogeneidad ambiental a lo largo de los principales corredores de transmisión cultural de Eurasia no fue significativamente menor que la observada en otros continentes. Uno de los autores, Russell Gray (izquierda), del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, resume los resultados diciendo: "Nuestros hallazgos señalan que la geografía, como la genética y la ecología, importa, pero no es el destino".

El autor principal del estudio, Carlos Botero (derecha), de la Universidad de Texas, en Austin, concluye con una advertencia: "No pretendemos, de ninguna manera, tener una respuesta definitiva sobre si las ruedas de la historia giraron a diferentes velocidades en distintas partes del mundo. Lo que pretendemos, en cambio, es proporcionar una nueva perspectiva basada en datos cuantitativos y análisis exhaustivos, y un plan sobre cómo las herramientas y los datos que ya tenemos pueden aprovecharse para probar ideas convincentes que han moldeado fuertemente la comprensión del público sobre nuestro propio pasado".

Fuente: Instituto Max Planck | 14 de febrero de 2024

La extinción de los neandertales pudo ser producida por apareamientos fallidos con los 'Homo sapiens'

Un hombre mira a una mujer neandertal en estas dos reconstrucciones. (Crédito de la imagen: mauritius images GmbH / Alamy Stock Photo).

Desde finales del siglo XIX, sabemos que otros tipos de humanos alguna vez vagaron por nuestro planeta. En ese momento, los científicos reconocieron que determinados fósiles desenterrados en cuevas de toda Europa pertenecían a humanos arcaicos ahora conocidos como neandertales. Durante ese tiempo nuestra comprensión de los neandertales ha experimentado cambios drásticos.

A principios del siglo XX, los científicos concebían a los neandertales como simiescos y casi bestiales. Pero en las últimas décadas evidencias inequívocas indican que nuestros parientes humanos más cercanos se aparearon con nosotros en múltiples momentos. Además, artefactos encontrados en varios yacimientos sugieren que los neandertales podrían incluso haber tenido proyectos estéticos.

Ludovic Slimak (izquierda), explorador y arqueólogo del Centro de Antropobiología y Genómica de Toulouse en Francia, ha estado fascinado por la arqueología desde que tenía cinco años y ha pasado más de 30 años buscando a nuestros parientes humanos más cercanos en cuevas de casi todos los continentes.

Puesto al habla con Live Science sobre su nuevo libro, "The Naked Neanderthal: A New Understanding of the Human Creature" (Pegasus Books, 2024), nos comenta por qué los neandertales no son simplemente otra versión del Homo sapiens, qué es lo que nos dice su apareamiento con los humanos modernos, cuál fue nuestro primer y último encuentro con ellos, y lo que los mismos significan sobre nuestra propia naturaleza humana.

Tia Ghose: ¿Cómo empezó a interesarse por los neandertales?

Ludovic Slimak: Debía tener unos 18 años. Muy, muy temprano, pasé mucho tiempo rastreando a este tipo de humanos. He escrito mi primer libro, "El neandertal desnudo", después de más de 30 años de búsquedas sobre estas criaturas.

Existe una cierta percepción de un neandertal como una bestia, si bien desde hace 20 o 40 años tenemos en Europa otra percepción de los neandertales como otros "nosotros mismos". Y creo que, después de trabajar tantas veces con millones de herramientas neandertales, buscándolas en cuevas por todas partes, creo que esto último esta equivocado.

Lo importante de este libro es que, con mi conocimiento muy preciso de estas poblaciones, utilizo a los neandertales para intentar comprender quiénes somos nosotros, los Homo sapiens. Al definir "¿Qué es un neandertal?", de hecho, he crado un espejo que nos permite hablar sobre nosotros, definirnos y comprender qué somos y hacia dónde nos dirigimos, eventualmente.

TG: La imagen del neandertal cuando yo era niño era infrahumana en cierto nivel. Pero en los últimos años hemos aprendido que los neandertales y los humanos se aparearon en múltiples lugares. Y no solo se aparearon, sino que obviamente tuvieron hijos de modo que nuestro ADN tiene parte de su ADN. ¿Cómo crees que eso ha cambiado nuestra comprensión sobre quiénes eran? ¿O no ha cambiado?

LS: Sabemos que todos los Homo sapiens de hoy en día, en diferentes grados, tenemos cierta cantidad de ADN neandertal, y ello nos permite decir: "Está bien, entonces no desaparecieron, sino que todos nos unimos y hemos creado una nueva humanidad"

Sin embargo, de hecho, eso no es lo que dice el ADN, en absoluto. Cuando se busca ADN antiguo, de hace 45.000 a 40.000 años, todos los primeros Homo sapiens tienen ADN neandertal reciente, y es por eso que a día de hoy portamos algo de ADN neandertal. Ahora bien, cuando intentas extraer ADN de los últimos neandertales, contemporáneos de esos primeros Homo sapiens (digamos de hace entre 50.000 y 40.000 años), no hay un solo neandertal con ADN proveniente de un Homo sapiens. [Nota del editor: excepto un neandertal de Siberia de 122.000 años recientemente estudiado].

Y esto es algo increíblemente importante en términos de antropología cultural, porque el intercambio de genes nunca es una historia de amor. En toda sociedad tradicional, está la cuestión de las identidades que vamos a construir entre dos grupos, y eso es lo que llamamos patrilocalidad.

Cuando dos poblaciones están cercanas la una de la otra, pero son muy distintas –tal vez porque tengan un idioma y tradiciones diferentes, pero que están en territorios vecinos– van a intentar intercambiar a sus mujeres. Eso significa que las mujeres tienen movilidad, es decir, eso significa que tu hermana se irá a otro grupo social de humanos...

Neandertales y 'Homo sapiens', cuyos cráneos se muestran arriba, hibridaron en Eurasia hace 250.000 años

TG: Ellas van a otro lugar para casarse y tener hijos, ¿no?

LS: Cierto si hacemos eso tu hermana entrará en mi grupo, y con ello nos convertiremos en hermanos; nos uniremos todos y nos convertiremos en una comunidad más grande y más poderosa. Esto es algo universal en antropología.

Y sabemos también por el ADN que esta cuestión de la patrilocalidad, esta movilidad de las mujeres, también era la misma para los neandertales.

Pero cuando vemos lo que pasó en el momento del contacto, observamos que todos los Homo sapiens tienen parte del ADN neandertal, pero no hay un solo neandertal con parte del ADN de los Homo sapiens. Esta es una cuestión importante para entender la extinción de los neandertales y la interacción precisa que hubo entre las dos poblaciones.

Pero puede suceder que tu hermana, tu hermana neandertal, se tenga que venir conmigo a mi comunidad de Homo sapiens, pero mi hermana no va a ir contigo. Esto es algo que muy raramente sucede, pero es posible cuando hay una guerra total entre dos poblaciones. Y, en ese caso, acabas considerando que el otro grupo son los transgresores de ciertos tabúes y que ya no son humanos. Los matarás a todos, pero te quedarás con los niños y las mujeres.

Con ello no quiero decir que haya habido un genocidio de los Homo sapiens con los neandertales. Eso podría haber sucedido en ciertas regiones, pero no creo que ese haya sido el proceso de extinción de los neandertales.

¿Qué podría haber ocurrido? Creo que sí, que intercambiaban a sus hermanas, pero que tal vez las diferencias genéticas entre ambas poblaciones eran tan importantes que, a pesar de intentar el mestizaje, no funcionó. Las dos poblaciones, ciertamente, intentaron intercambiar genes, pero sabemos que el ADN de sapiens y neandertales estaban separados por 500.000 a 300.000 años de distinción genética y lo que llamamos su interfecundidad era muy parcial. Sabemos por el ADN que cuando estas dos poblaciones hibridaron entre ellas tuvieron hijos, pero estos niños, si eran varones eran estériles o no podían sobrevivir. Entonces, creo que sí, que la población neandertal intentó practicar el mestizaje y hacer alianzas con otros grupos, pero eso, simplemente, no funcionó.

TG: Entonces, ¿estás diciendo que todos los apareamientos habrían sido con mujeres neandertales que se iban a las comunidades de los Homo sapiens, y que sus hijas eran las únicas que transmitían sus genes?

LS: Es muy probable que hubiera un proceso que funcionara así. Pero, por supuesto, también debemos tener en cuenta que nuestra comprensión sobre el valor del ADN antiguo es muy parcial.

Entrada de la cueva Mandrin, cerca de Montelimar, en el sur de Francia.

TG: ¿Hay algún artefacto o descubrimiento que creas que dé pistas sobre su cultura?

LS: Lo primero sobre lo que debemos darnos cuenta es que los datos arqueológicos son muy, muy ricos. Si está interesado en entender "¿Quiénes eran los neandertales?", estos dejaron tras de sí millones de herramientas, armas y elementos de pedernal. De hecho, tenemos demasiados datos y no podemos analizarlos todos. El problema que tuvimos al trabajar con todos esos millones de objetos es que cada vez, realmente, no "veíamos" a los neandertales.

Te daré un ejemplo muy sencillo para que lo puedas entender. Tú sabes que he encontrado restos del primer Homo sapiens en Europa continental. Hallé en la cueva de Mandrin, en Francia, restos que tienen más de 54.000 años, mientras que anteriormente pensábamos que los Homo sapiens no habían llegado a Europa hasta hace 45.000 años.

Tenemos allí en Mandrin miles de objetos que fueron abandonados por estos primeros Homo sapiens. Cuando tomamos estas herramientas, están hechas puntas de pedernal, al igual que las herramientas realizadas por los neandertales. Cuando las analizo son todas iguales. Eso significa que si vieras cien de estas puntas, y las 10.000 siguientes, todas son iguales. Incluso si tomas medidas con precisión de 1 milímetro todas son iguales.

Pero cuando se trata de herramientas y armas neandertales, hay algo muy importante. Cada uno de estos artefactos es impresionante. Son muy bonitos, como la artesanía del Homo sapiens. Cada uno de esos objetos es completamente diferente. Eso significa que cada objeto era único.

Es como si el artesano, el hombre de neandertal, cuando tomaba el pedernal, la materia prima, la roca, comenzara ya a trabajar. Es decir, mira la morfología, mira la textura, mira el color y, en función de ello, elabora su proyecto. Y cada objeto que elabore será único. Hay una creatividad increíble allí.

Entonces, ¿Qué teníamos en el momento del contacto entre ambas poblaciones? Pues que no estamos ante un grupo de Homo sapiens supercreativos que se encuentra con criaturas inferiores. Lo que hubo fue el encuentro entre nosotros, criaturas supereficientes, y ellos, criaturas supercreativas. Y dicha eficiencia, la normatividad, la uniformidad es algo muy importante que define al Homo sapiens, y ese es el mensaje de mi libro.

Recreación de familia de Homo sapiens.

Hay algo peligroso en el Homo sapiens. Pero no digo eso para decir: "El Homo sapiens es una criatura muy mala en la Tierra". El encuentro entre el neandertal y el Homo sapiens no fue un encuentro entre el bien y el mal.

Es probable que nosotros fuéramos muy eficientes..., que con nuestra simple presencia en el mismo territorio, los neandertales se hubieran desvanecido como en una ola. No éramos ni somos malos. Somos simplemente lo que somos, biológicamente.

Y seguimos siendo criaturas súper eficientes. En realidad, lo que vemos es que estamos destruyendo nuestro planeta, pero no porque seamos malvados, sino porque somos demasiado eficientes. Estamos destruyendo toda la biodiversidad no porque queramos destruir el planeta, sino porque no podemos hacer nada con respecto a nuestra propia forma de ser humanos. Ahora bien, podemos luchar contra eso, pues nuestras culturas pueden transformarse.

Hay algo en nosotros que es muy especial, que es muy peligroso, pero podemos cambiarlo. Ahora bien, sólo podemos hacerlo si nos damos cuenta de ello y le ponemos palabras.

TG: ¿Cómo lo cambiarías? ¿Cuáles serían las cosas que cambiarías de nosotros para evitar que destruyamos nuestro planeta?

LG: En el Homo sapiens hay un deseo de hacer todos lo mismo, todos juntos. Pero ¿Qué vamos a hacer con eso?

Si todos queremos hacer lo mismo, todos juntos, en nuestra propia sociedad, en nuestra sociedad sapiens, eso también significa que... una sola persona o un grupo de personas pueden cambiar el mundo.

Fuentes: livescience.com | ancientpages.com | theconversation.com | 7 de febrero de 2024

La planta venenosa que los antiguos romanos podrían haber tomado para obtener placer

En el interior del hueso se encontraron cientos de semillas de beleño negro. BIAX ConsultBIAX Consult

Un trozo de hueso hueco de animal fue la clave. En su interior, cientos de semillas de beleño negro (Hyoscyamus Níger), también conocido como hierba loca, quedaron almacenadas durante cientos de años, lo que demuestra que los antiguos romanos recolectaron y consumieron deliberadamente esta plata.

Los arqueólogos, aún así, todavía no saben a ciencia cierta si lo usaron como medicina o como narcótico. El beleño negro es una hierba que se ha utilizado desde la antigüedad tanto por sus propiedades curativas como por sus efectos alucinógenos. Sin embargo, hasta ahora no se había encontrado ninguna evidencia concluyente de su empleo en la Antigua Roma.

Un asentamiento rural en los Países Bajos

Las semillas aparecieron en un asentamiento rural descubierto en Houten-Castellum, en los Países Bajos. "Dado que puede crecer dentro y alrededor de los poblados, sus simientes pueden terminar en sitios arqueológicos de forma natural, sin intervención humana", dice la doctora Maaike Groot (izquierda), de la Universidad Libre de Berlín en un comunicado.

Flores de Beleño negro (Hyoscyamus niger). Wikipedia

En un artículo publicado en la revista Antiquity, Groot y su equipo explican que la evidencia inequívoca que señala su uso intencional es que las semillas se colocaron dentro de un hueso ahuecado de oveja o cabra y sellado con un tapón de alquitrán negro de corteza de abedul.

Investigaciones anteriores habían sugerido que el hueso podría haber sido una pipa utilizada para fumar beleño, pero la falta de evidencia de quemado implica que era más bien un recipiente para almacenar las pepitas de esta planta venenosa, consideran los especialistas.

La hierba loca prospera naturalmente en las tierras cultivadas por las comunidades agrícolas, por lo que a menudo es difícil decir si su aparición en contextos arqueológicos indica un uso intencional. "Es por eso que generalmente se clasifica entre las plantas y malezas silvestres en los estudios arqueobotánicos", dice Groot.

Los arqueólogos sólo han descubierto otros cuatro casos de beleño negro en el noroeste de Europa que indiquen que se estaba utilizando voluntariamente. Y apenas uno de ellos, procedente de la Dinamarca medieval, fue encontrado dentro de un contenedor. "El nuevo hallazgo es único y proporciona una prueba inequívoca del uso intencionado de semillas de esta planta en los Países Bajos romanos", afirma la experta.

Fotografía de excavación de un depósito dentro de la zanja del recinto que contiene una canasta, macetas y beleño negro (flecha inferior) (reproducida de van Renswoude et al .Referencia van Renswoude y Habermehl2017 .

Escritores clásicos como Plinio el Viejo analizaron en sus obras las aplicaciones médicas de la planta, sugiriendo que el beleño negro se usaba con fines medicinales más que recreativos en la Antigua Roma. “Esto indicaría que las prácticas romanas se extendieron incluso a las comunidades rurales de la periferia del Imperio”, señala Groot.

A lo largo de la historia, la hierba loca se ha utilizado para tratar los deliriums tremens, la epilepsia, el insomnio, los terrores nocturnos, la bronquitis asmática… Aún así, también es cierto que en dosis elevadas se convierte en un narcótico. Pedanio Dioscórides lo recetaba como analgésico y somnífero en el siglo I después de Cristo.

Detalles de la inflorescencia del beleño negro fotografiada tal como estaba en el campo (arriba) y después de la excavación en el laboratorio (abajo). Los círculos blancos marcan las concentraciones de semillas de los frutos y las flechas indican los restos del tallo (imágenes reproducidas de van Renswoude et al. Referencia van Renswoude y Habermehl2017

Durante la Edad Media, el beleño pasó a ser conocido como la “hierba de las brujas” y se hizo muy popular su uso para hacer brebajes, pócimas, ungüentos o filtros amorosos. Algunos historiadores apuntan que, al quemar sus semillas, el humo que salía drogaba a los pacientes y les daba la sensación de estar volando, lo que habría contribuido a crear el mito de las brujas volando en sus escobas.

"Nuestro estudio contribuye a la discusión sobre cómo distinguir entre una maleza que termina naturalmente en conjuntos arqueobotánicos y una planta utilizada intencionalmente por la gente", dice la doctora Groot. "Sostenemos que los futuros hallazgos de beleño negro deberían estudiarse teniendo en cuenta el contexto del hallazgo y su relación con otras plantas medicinales", concluye.

Fuente: lavanguardia.com | 8 de febrero de 2024